Nosotras no somos así

Por Guadalupe Escobedo Conde

 

Que nos los confunda el discurso presidencial, que no les nublen la razón los videos virales y las expresiones misóginas y machistas en las redes sociales, unas, son voces desde el anonimato, otras, desde la ignorancia, en ambos casos quieren hacer creer que las feministas somos violentas. No es así, nosotras no somos iguales.

 

La estigmatización de la protesta de las mujeres se gesta desde el poder político y el sistema patriarcal, desde el discurso de un solo hombre que no ha logrado, en tres años, entender las demandas de más de la mitad de la población en nuestro país, que son las mujeres.

 

En el Día de Acción Global por el Acceso al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, que desde hace una treintena de años se conmemora en toda América, hubo infiltradas, como grupos de choque en la manifestación central, en la CDMX, claramente las personas encapuchadas, armadas con martillos, palos y macanas no representan a las colectivas feministas, que todos los días, desde diferentes trincheras, están luchando por los derechos humanos de las mexicanas.

 

Por otra parte, debemos aclarar que, las agrupaciones feministas no nacieron ayer, con este sexenio, ni se proponen descomponer más el rumbo de la gestión de López Obrador, mucho antes que él llegará ya se reconocía a nivel internacional la fuerza de los movimientos de mujeres en México, de ahí que desde 2007 en la capital del país se legisló para despenalizar el aborto. De ahí que desde hace treinta años las mujeres comunicadoras nos capacitamos en periodismo con visión de género y estamos, eso sí, como infiltradas, incidiendo en cambiar las narrativas para dar más espacios en los medios a las voces feministas.

 

Lo que resaltó el presidente, desde el pódium de la mañanera y lo que se compartió en redes es sólo la punta del iceberg, de un problema que no se desea ver, hoy hay una guerra estructural contra las mujeres.

 

Por ejemplo, se magnificó la agresión a un hombre en situación de calle, pero no se dijo que él agredió verbalmente a las manifestantes, se le muestra ensangrentado y llorando, pero no reconoce que desde su espacio ha agredido a más de una.

 

¿Cuántas veces una de nosotras hemos sido agredidas con verbalizaciones callejeras? ¿Cuántas veces un desconocido nos ha chiflado, nos piropea al andar o el vestir? ¿Cuántas veces nos han metido mano? Eso está normalizado, pero que la agredida responda con violencia física a ese acoso sistematizado es duramente criticado.

 

Y si, desde luego que no se sale a la calle pensando en golpear varones, pero al calor de la manifestación se pierden los estribos. Violencia generó más violencia y es de lo que nos venimos quejando, pero no debemos juzgar sin conocer la realidad de las víctimas. No perdamos el foco en discusiones triviales, el tema del día es y será, la lucha por la dignidad de las mujeres.

 

La cobertura mediática se desvirtuó, con el título “marcha violenta” y se sacó del discurso la consigna por el aborto legal, seguro y sin costo.

 

Si al presidente le da “mala espina” la organización feminista, si cree que tendrá la comodidad de nuestro silencio, está equivocado, como lo ésta al afirmar que nos agrupamos para atacarlo, estamos aquí en resistencia, en defensa propia.

 

Desde luego que estamos enojadas, enrabiadas, hartas, pero como explica la escritora Cristina Rivera Garza “El feminismo es el pensamiento más lúcido que tenemos para enfrentarnos al futuro”.

 

 

 

 

 

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