¿Y qué vamos a hacer?

Por Guadalupe Escobedo Conde

Tienes que abortar. Es una frase lapidara, una instrucción expresada por muchos hombres a las mujeres con las que tuvieron alguna relación sexual, con amor o sin amor, consensuada o no, casados o solteros, en pareja o disparejos, amantes de ocasión o de larga duración. La mujer siempre sabe de quien se embaraza pero a veces no encuentra apoyo y debe tomar una decisión de vida, sobre su vida. Esta es sólo una arista de las muchas circunstancias que rodean el tema del aborto.

De hecho muchas relaciones de parejas formando familia inician abruptamente con un embarazo no deseado de por medio. Otras se constituyen sólo, como se les denomina ahora, con las jefas de familias, esto es madres solteras con la ausencia total de la figura paterna.

Hoy 28 de septiembre en el Día de Acción Global por el Aborto Legal, Seguro y Accesible, el reto viral que plantean las feministas que luchan por el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, consiste en etiquetar la frase “yo aborté” y exteriorizar las experiencias para visibilizar la práctica; muchas historias que hoy son contadas narran la terrible experiencia que vive la mujer en el momento de abortar, casi siempre sola, relatan, que las llevó a tomar la decisión y como les cambió la expectativa de vida.

Ninguna en sano juicio busca el embarazo para luego ver que se siente abortar. Ninguna lo planeo así.

Otras mujeres que lograron interrumpir la gestación, detallan que fueron objeto de una violación, casi siempre la agresión de alguien cercano, de quien suponían amigo o en el peor de los casos un consanguíneo.

Todas las culturas de todas las naciones tienen legislado el aborto con distintas sanciones, algunas sociales o basadas en la religión y otras con leyes creadas por el sistema patriarcal, pero en pocas se toma en cuenta la palabra de la mujer, en pleno 2020 todavía hay una batalla en su propia cuerpo y en su propia vida, para que la mujer decida sobre sí misma.

En este pandémico año, a nivel mundial se incrementa la violencia hacia la mujer en casa, al mismo tiempo se han incrementado los embarazos no planeados, por lo que las colectivas feministas ya documentan el aborto y Covid como una cuestión de derechos humanos.

Nuestro país tan disímbolo en sus regiones, pero tan machista en su totalidad, tiene diferentes códigos legales para permitir la práctica abortiva, ciertamente que en muchos lugares se ha despenalizado, pero también falta que se planteen las políticas públicas de salud adecuadas para que el aborto sea seguro y sin costo.

Otra expresión traumática del hombre hacia la mujer que queda embarazada, es la clásica “es que yo pensé que te estabas cuidado” y así mismo el sector público de salud emprende campañas de prevención de embarazo y anticonceptivos con la idea de que la gestación es sólo responsabilidad de la mujer.

La despenalización total el aborto se busca para disminuir las muertes. Los datos sobre el aborto son inexactos porque la mayoría se hacen en la ilegalidad, sin embargo en 2016 en México cifras del INEGI sustentan que casi un millón de mujeres reporto haber abortado.

Seguir criminalizando el aborto hará que aumente la cifra actual de 47 mil muertes al año en una plancha de un quirófano clandestino o después de una mala intervención.

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