Las partículas PM2.5 y menores, son las más dañinas, además que han sido catalogadas por la Organización Mundial de la Salud como carcinógenas, es decir, que, a largo plazo, producen cáncer.
Las partículas de 10 micras, que son las que normalmente se miden en el ambiente, son arrastradas por el moco, y de esta manera se filtran, pero entre más pequeñas sean, más peligro representan porque no se filtran y se van directo a los pulmones.
Ante esto la investigadora adscrita a la facultad de ingeniería y ciencias de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, Bárbara Macías Hernández, trabaja en un proyecto de análisis de las diferentes partículas contaminantes del aire.
De acuerdo con información de la UNAM, en nuestro país tenemos aproximadamente 21 mil muertes al año asociadas con la mala calidad del aire.
A pesar de que no son medidas en muchas ciudades, las partículas en suspensión de menos de 2,5 micras parecen ser un mejor indicador de la contaminación urbana que las que se venían utilizando hasta ahora, las PM10, según menciona Barbara Macias.
Además, el tamaño no es la única diferencia. Cada tipo de partículas está compuesto de diferente material y puede provenir de diferentes fuentes. En el caso de las PM2,5, su origen está principalmente en fuentes de carácter antropogénico como las emisiones de los vehículos diésel.
Todos los sectores deben asumir responsabilidad para evitar este problema las autoridades de medio ambiente, la industria, los comerciantes y los ciudadanos. Un ejemplo claro es la verificación vehicular, que no sólo mejora la calidad del aire de la ciudad, sino del que se respira dentro del auto.