Mucho trabajo, pero sin paga

Por Guadalupe Escobedo Conde

 

La exigencia femenina para que gobernantes y candidatos desarrollen una agenda de políticas públicas con visión de género no es una ocurrencia o capricho de ocasión, las mujeres seguimos siendo el sector de la población más vulnerable y afectado ante cualquier contingencia, como lo evidencia la caída del empleo a consecuencia de la pandemia por el coronavirus, a nivel mundial y México no es la excepción.

 

A un año de la crisis sanitaria que derivó en crisis económica, en nuestro país 7 de cada 10 personas desempleadas son mujeres. Y ninguna estrategia gubernamental atendió este panorama, no se propuso algún mecanismo de contención y no se han formulado acciones para su recuperación con visión de género.

 

Al cierre de las actividades no esenciales, bajaron la cortina los negocios y empresas de servicios que mayormente contratan mano femenina, por ser la más barata. No es una novedad y está a la vista de todos, basta con voltear a ver el contexto cercano para darnos cuenta que en el super, en las tiendas departamentales, los bancos, los hoteles, los restaurantes y las fondas está más presente la mano de obra femenina que la masculina.

 

El INEGI nos cuenta que ellas, representan el 71 por ciento del desempleo post pandemia.

 

Y no sólo quedaron desempleadas por despido o cierre de la empresa en que laboraban, muchas han tenido que quedarse en casa para dar seguimiento al ciclo escolar de los hijos que aún no vuelven a las aulas, otras más en el mercado informal tampoco tienen opción de un regreso pronto a las labores, pues las ventas no se recuperan. Las mujeres, también son el soporte emocional de muchas familias, de cuidado de enfermos y de adultos mayores, están ancladas al piso de su casa.

 

A la instrucción del confinamiento, la mujer fue la primera en atender la emergencia en el hogar, y desde entonces la carga doméstica se incrementó, más cuidados de niños y ancianos, más educación, más limpieza y más atención de enfermos. Más trabajo, pero sin paga.

 

Los datos son certeros, de los 12 millones de empleos perdidos por la pandemia 2,1 millones no se han recuperado y de estos, 1,5 millones son de mujeres, el resto solo 604 mil serían de los hombres.  

 

 

 

¿Cómo se va a revertir este panorama? Nadie atina con una pronta respuesta, este mayo está dedicado al pleito electoral, porque no es otra cosa que una gran bronca política de AMLO contra todos y todos contra AMLO, un apuro por el poder que les nubla la razón, y no hay tiempo para lo importante. La gobernanza está contraída hasta después del 7 de junio.

 

Los aprietos de las mujeres en situación de desempleo o en precariedad laboral, así como las urgencias de las cuidadoras del hogar, no se ven si se escuchan en ningún discurso político o propagandístico, ahora mismo todo es bullicio con frases motivacionales a modo o la verborrea contra opositores colman la agenda mediática, como una mala broma del destino para quienes se quedaron sin empleo en pandemia, se les junto el año electoral, el más grande de la historia dicen, pero con el mismo modus operandi de los políticos en campañas.

 

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