Por Guadalupe Escobedo Conde
La lamentable muerte en el quirófano de la joven atleta y youtuber Odalis, nos debe llamar a reflexionar sobre las exigencias de moda y vanidad que circundan en la red, antes era Hollywood o las películas del cine de oro mexicano, ahora el Instagram, Tik Tok o Facebook dictan los cánones de belleza femenina, forzando a muchas a sentir baja auto estima ante el reflejo de una imagen, muchas veces forjada de manera insana y otras muchas abusando de las trampas que ofrece la tecnología del Smartphone.
Desde luego que el ejercicio y la buena alimentación son sanas, y muchas recetas, ideas o retos que se lanzan están basados con cierto parámetro médico, pero la mayoría de las veces, quienes suman más seguidores, likes y son imitadas por niñas, jóvenes y mujeres no tan jóvenes, están basando su éxito en regímenes que sobrepasan un óptimo desarrollo integral y solo apantallan como un dibujo animado.
Matarse en el gimnasio o morir de hambre no es una buena opción si se sacrifica la salud que en estos tiempos de pandemia está escasa y en más riesgo, y someterse a clínicas estéticas parece ser una adicción que va al alza, y es que los filtros que a todas las hacen ver blancas, sin granos, delgadas y de sonrisa blanqueada promueven estereotipos de belleza inalcanzables de forma natural.
Primero en Francia, ahora en Noruega, y ya sabemos que México está muy lejos de parecerse a una nación europea, ya se legisló para que los influencers y las marcas de publicidad que usan filtros en sus redes sociales obligadamente avisen a sus seguidores que herramienta están usando, buscan desactivar la publicidad engañosa y los ideales de belleza irreales.
Y de dónde vienen los parámetros para lucir como una “mujer bonita”, de los deseos de agradar al masculino, sí, del sistema patriarcal que se basa en los gustos machistas, porque mientras inculcan que un hombre debe ser “feo, fuerte y formal”, a ellas desde temprana edad, se les dice que deben ser “silenciosas, sumisas y sensuales”.
Las exigencias de belleza para la mujer, no son nuevas, como tampoco lo son las modas que se difunden en medios publicitarios y ahora en todas las redes sociales, pero si es un fenómeno que va creciendo y que ya ha costado varias vidas, ante los retos virales de las caras y cuerpos de fantasía tecnológica. Es urgente legislar la publicidad e imagen que venden los Influencers, es que realmente están influenciando en la sociedad actual.
Desde las Kardashian hasta la mexicana Bárbara del Regil, ambas por cierto de tez morena pero siempre blanqueadas, la dismorfia que se nos cuela en la red fomenta una moda muy peligrosa, ya que no solo son los retoques digitales, sino las intervenciones y tratamientos estéticos que venden, así como también el consumo de sustancias químicas para moldeaar cuerpos exageradamente atléticos.
Odalis, de tan corta vida, fue contratada por la clínica de belleza para publicitar la intervención anti sudoración, y es también una más de las niñas y jóvenes que seducidas por una imagen perfecta se someten a una de tantas intervenciones quirúrgicas que están en boga, lo que parecía un simple tratamiento estético, le corto sus sueños.
Debemos dejar de normalizar la frasecita esa de que ¡antes muerta que sencilla! Y priorizar el amor propio, la conformidad con el ser, como ser humana y reconocer el valor de las personas más allá de las apariencias.
Conviene saber, que las feministas de aquel lado del atlántico ya promueven campañas de concientización sobre la belleza al natural, sí, con vellos en las axilas, sin maquillaje, hasta con canas, caras y cuerpos normales, el hashtag es “fuera filtros”.