En Boca de Todos
Por Guadalupe Escobedo Conde
Amiga, “date cuenta”
Hace una década, investigadores del Instituto Politécnico Nacional (IPN) plantearon una herramienta de medición de violencia hacia la mujer, fue resultado de una serie de estudios de género que denominaron Dinámica de las Relaciones de Pareja, a partir de entonces se diseñó el Violentómetro que se instituyó a nivel nacional como un apoyo gráfico y didáctico para visualizar las agresiones que se normalizan, que se desconocen o se encuentran ocultas en la cotidianidad de las relaciones humanas.
En talleres, platicas y conferencias para empoderar a la mujer, este material académico ha resultado muy útil para identificar y prevenir situaciones de alerta, pero esta útil herramienta también sirve para considerarla en los ámbitos familiar y laboral. El IPN la divide en tres escalas, tres colores y la máxima situación de alarma que es roja, corresponde al feminicidio.
La gráfica está a la mano de todos, a través de campañas oficiales y de organismos civiles que buscan empoderar a las mujeres, en sencillo lenguaje se anotan las actitudes que debemos detectar para detener las ofensas a tiempo.
Ahora, en una práctica de introspección, hagamos un “check list”, una lista de verificación personal, en intimidad reconozcamos la violencia de la que hemos sido objeto y seamos sinceras.
¡Ten cuidado! La violencia está presente y aumentará, si recibes bromas hirientes, chantajes, mentiras, engaños, si te ignora, te aplica la ley del hielo, cela, te hace sentir culpable, descalifica, ridiculiza, ofende, te humilla en público, intimida o amenaza, sí te controla o prohíbe cosas.
¡Reacciona! No te dejes destruir, denuncia y pide ayuda, sí estás en el nivel dos de alerta, que es cuando te destruye artículos personales, te manosea, te pellizca, te araña, acaricia ofensivamente, te golpea “jugando”, te cachetea o patea.
¡Necesitas ayuda profesional! ¡Aléjate! ¡Tú vida está en peligro! Si te encierra, aísla, te amenaza con objetos o animales, si te amenaza de muerte, te obliga a tener relaciones sexuales, comete abuso sexual, viola o mutila. El último punto, es la máxima expresión de la violencia hacia la mujer, el feminicidio.
He de confesar que al hacer mi propio “check list” coloque una palomita en 20 de los 30 puntos desglosados, a pesar de saberme informada, estar al tanto de las noticias, de capacitarme en temas de género y derechos humanos, la cotidianidad de la vida nos va invisibilizando las agresiones que desde pequeñas recibimos. A veces por flojera, por no querer enfrentar más problemas, o por intentar dar vuelta a la página, vamos pretendiendo borrar cada huella de violencia, pero no se borra, son marcas indelebles que fácilmente se nos repiten, o que vemos en otras y ya no somos capaces de detectarlas, las normalizamos.
Por eso, considero prudente que de vez en vez, teniendo a la mano esta herramienta hagamos un recuento de los daños, no debemos permitir más ninguna ofensa por pequeña que creamos que sea, porque ninguna campaña, institución o ley nos va eximir de ser violentadas sino somos capaces de reconocer las agresiones que recibimos y llamar por su nombre a la violencia de género.
En la próxima entrega haremos vistas del violentómetro virtual.