Por Ernesto Casas
El tema del contagio por el brote de coronavirus Covid-19, está en la agenda internacional desde hace varias semanas y, sobre todo ahora, que el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha declarado que el mundo debe estar preparado para una potencial pandemia.
El denominado coronavirus que se originó en la ciudad de Wuhan, en China, se ha propagado a 32 países, ha causado la muerte de más de 2 mil 600 personas y contagiado a casi 80 mil. De acuerdo con dicho funcionario, se ha registrado un súbito incremento de casos: en Italia 220 contagios y seis muertes; en Corea del Sur, 830 personas infectadas y al menos siete muertes; mientras en Irán se han contabilizado 50 casos con 12 personas fallecidas.
Cabe precisar que el término de pandemia hace referencia a un brote de un nuevo agente patógeno, que se transmite fácilmente de persona a persona en todo el planeta, según ha puntualizado el portavoz de la OMS.
De modo que para declarar una pandemia, la OMS debe registrar casos en todas las regiones del mundo y, debe observar un aumento sostenido de casos; sin embrago, hasta el momento no se ha registrado la presencia del virus ni en América Latina ni en el continente Africano.
No obstante que de acuerdo con los últimos informes del gobierno chino, los casos de infectados en ese país han disminuido y han logrado controlar la propagación al interior del mismo, hemos comenzado a observar las irremisibles repercusiones de carácter económico, esencialmente en lo que se refiere a la disposición de productos relacionados con las tecnologías, que se fabrican en aquella potencia; aunado a la pérdida de valor de las acciones de empresas ligadas con ese sector, que se ha reflejado en la caída de algunas bolsas de valores, incluida la mexicana.
Este fenómeno hace recordar que como ocurriera en 2009 cuando la propagación a nivel mundial del virus tipo H1N1, hubo un caos de orden económico donde pocos ganaron, como las grandes farmacéuticas, mientras muchos perdieron; con lo cual cabe destacar que las pérdidas económicas, de las que ahora mismo nos estamos enterando, aluden a los grandes inversionistas, si bien de manera escalonada irán repercutiendo hasta los pequeños consumidores.
Frente a este escenario de incertidumbre, es imprescindible que tomemos consciencia del alcance de esta nueva enfermedad, que no es comparable al de aquella pandemia, según han insistido diferentes autoridades del sector salud a nivel internacional y, sobre todo, de no propiciar ni incurrir en situaciones de pánico; paralelamente las autoridades federales de salud de los tres órdenes de gobierno, están obligadas a mantenernos informados con prontitud y objetividad, aunque por ahora han insistido en que están preparadas para una eventual llegada del virus.