A fuego lento

Por Guadalupe Escobedo Conde

 

El llamado fraterno del “quédate en casa” para frenar la pandemia del Covid 19, comienza agobiarnos a todas las mujeres del planeta y es que hay una nueva amenaza cocinándose a fuego lento sobre nuestras cabezas. A nueves meses del confinamiento, lo que dura un embarazo para una nueva vida, nos avisan que podríamos retroceder en el tiempo casi un cuarto de siglo.

 

Un retroceso de 25 años en los avances de género se está gestando en medio de la cuarentena. “Hay un riesgo real de volver a los estereotipos de género de los años cincuenta” explica Anita Bhatia de ONU Mujeres, y es que la carga de cuidados y educación en casa (porque no hay quien más lo haga) está provocando que las mujeres abandonen sus puestos laborales y de nuevo asuman el rol de amas de casa, esta es una grave regresión en el progreso económico y la independencia de las mujeres.

 

Además, el sector productivo en crisis está cerrando cada vez más fuentes de empleo y las áreas más afectadas son las de atención y servicios, donde la fuerza femenina está presente. Los restaurantes, los hoteles, bancos y atención a clientes. El informe mundial sobre salarios 2020-2021 de la OIT remarca que “los efectos más adversos de la crisis se han hecho sentir en el salario de las mujeres y de los trabajadores con remuneraciones más bajas”, este estudio confirma que ellas se han visto más perjudicadas que los hombres.

 

Desde luego, que con o sin vacuna para el Covid-19, el mundo no volverá a ser igual, ya entendimos que el panorama cambió radicalmente, en algunos rubros como en la educación virtual, el comercio digital y el trabajo a distancia, se consolidan nuevas buenas prácticas, pero en casa, el cambio de hábitos es para retornar a cuando estábamos peor.

 

En México, el 48 por ciento de mujeres encuestadas por la ONU en esta pandemia declara dedicar más horas a las labores domésticas que antes de la crisis sanitaria, “más alarmante es el hecho de que algunas mujeres ya no están regresando a su trabajo” apostilla el comunicado que nos recuerda que son las mujeres la fuerza laboral del trabajo no remunerado, ni revalorizado.

 

Por esta problemática, la salud física y mental de las mujeres podría empeorar y es que antes estábamos mal, pero no lo sabían nuestras abuelas o madres, pero ahora con las libertadas alcanzadas el retroceso presenta desafíos mayúsculos.

 

Abrumados por la emergencia de salud pública, los gobiernos empezaron a tomar decisiones sin enfoque de género, al menos aquí en México el primer llamado para atender la urgencia fue para las mujeres, conviértanse en maestras o guías en las tareas de sus hijos, suspendan la ayuda en casa y hágalo usted misma, ah, también cuida los adultos mayores y enfermos y atiende a toda tú familia muégano y fraterna como manda la tradición mexicana. Y sigue así la injusta estrategia, hasta el día de hoy.

 

Con responsabilidad social, las mujeres agarraron el toro por los cuernos y están dedicadas a lo que se les instruyó a las carreras, primero tomando las tareas con romanticismo, compaginando el teletrabajo, aprendiendo nuevas recetas de cocina, redecorando la casa e innovando en los modelos de enseñanza aprendizaje. Pero a la larga, como todo cuento de hadas, el monstruo patriarcal está al acecho, y a la vista no hay quien nos vaya a defender. Empezaremos de cero.

 

Antes de Covid, por cada hora de trabajo no remunerado de un hombre, la mujer hacía tres horas, en esta era pandémica, la labor se ha duplicado para las féminas. “Todo por lo que trabajamos, que ha tomado 25 años, podría perderse en un año” nos advierte la ONU.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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