Violencia de género

A contra corriente

Por: Ernesto Casas

 

Una vez más la violencia propinada a mujeres y denunciada por colectivos formados por ellas, se ha convertido en tema de la agenda pública nacional, en cuyo marco incluso se encuentran en paro de actividades varias escuelas y facultades de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Lo grave es que el problema está en la agenda pública, no porque los poderes en sus tres órdenes, estén tomando medidas efectivas para irlo erradicando, sino por la magnitud de las manifestaciones que los colectivos de ellas están realizando, para visibilizar su frustración, hartazgo e indignación ante la insolencia e incluso complicidad de algunas autoridades.

Asimismo, el tema está en la agenda al menos de los medios informativos, porque se siguen cometiendo atrocidades en contra de ellas, como el feminicidio cometido en la Ciudad de México el pasado fin de semana, en el que el grado de brutalidad expresa la descomposición moral y el desprecio de carácter machista; ese machismo y sexismo que se sigue reproduciendo todos los días, por ejemplo en las denominadas barras de entretenimiento de los medios de comunicación masiva.

Es muy grave que en lugar de que las autoridades, comenzando por el Presidente de la República, procedan a atender de manera expedita y con acciones sustantivas en materia jurídica y educativa, las denuncias de las mujeres ante el acoso y la violencia de género, intenten minimizar los hechos y, en el caso de la UNAM, aludan a la existencia de una “mano negra” que presumiblemente pretende desestabilizar a la institución, discurso que sólo fomenta la especulación e intenta colocar a las autoridades en calidad de víctimas.

En contraparte, se debería proceder a la instalación inmediata de mesas públicas, donde se delibere el problema para comprometer medidas concretas y afirmativas, a fin de atender los casos denunciados y prevenir la comisión de otros; y no optar por la vía de reproducir el discurso que soslaya ese problema histórico en México, con el que se ha subvaluado a la mujer asociándola con la sumisión, la obediencia, la servidumbre y el servicio al hombre, incluido el sexual.

Es urgente que en todo el territorio nacional se avance contundentemente, en la impartición de justicia de manera pronta y expedita sin discriminaciones, como lo mandata la ley, teniendo como referencia fundamental el concepto de seguridad humana, que exige al Estado una visión integral sobre las condiciones que debe garantizar a las personas, para propiciar una convivencia constructiva; y no distraer la atención con ideas intrascendentes como aquella de la Constitución Moral, que además de apelar a dogmas que dividen en lugar de sumar, estaría violentando nuestra ley suprema.

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