Sumisas y omisas

Por Guadalupe Escobedo Conde

 

En un día histórico para las mexicanas, mientras la Suprema Corte sentaba otro precedente nacional para no avanzar en el aborto legal y afuera de palacio nacional siguen en plantón madres de mujeres víctimas de feminicidio, en el templete de la mañanera se visualizaba una estampa atípica, acompañaban al presidente en la foto de su conferencia solo mujeres funcionarias de la 4T.

El tema era machacar la falacia de que “como nunca se ha procurado la igualdad entre hombres y mujeres en este país”, “hasta en programas del campo” ahora son tomadas en cuenta, presumía López Obrador para luego desviar la atención al hablar de la corrupción, la de antes claro, porque ahora, según él ya no existe.

La numeraría corrió a cargo de la Secretaría de Gobernación, Olga Sánchez para confirmar lo que las colectivas feministas ya advertían, en México se incrementó más del 45 por ciento las llamadas de auxilio al 911 por la violencia en casa durante el confinamiento, pero este dato oficial quiso pasar desapercibido y se le aderezo con un mini informe sobre la aplicación de 500 millones de pesos en programas destinados a las mujeres, pero no se habló de feminicidios, ni de refugios sin apoyo, estancias infantiles cerradas o cancelación de recursos para las ONGs feministas.

En su turno, la responsable de lo que queda del INMUJERES, Nadine Gasman, tuvo una participación extraña para tratar de convencernos “que puede hacer más con menos”, machacó que aún con el recorte presupuestal el capital humano del instituto sacará adelante la chamba, que no es poca, para asegurar una política pública justa, equitativa y con visión de género.

Nunca como ahora, una titular del organismo nacional de las mujeres había llegado con tanto conocimiento y experiencia como Gasman, dedicada al activismo feminista a nivel internacional, con amplio bagaje en la función social y con perspectiva ciudadana y de género, con su arribo creo altas expectativas de mover a un instituto que se había convertido en elefanta blanca o rosa, donde solo anidaban amigas de la primera dama o presidente en turno. Sin embargo, ha desilusionado a propios y extraños, se ha dedicado a la comparsa presidencial y a dejar que el misógino gobierno desaparezca programas y acciones esenciales para las mexicanas.

Fueron a la mañanera para la foto de colección, la directora del Sistema Nacional DIF, María del Rocía García; la directora de Protección Integral para las Mujeres de la Unidad de Apoyo al Sistema de Justicia de la Segob, Alicia Leal y la coordinadora de Becas para el Bienestar Benito Juárez, Leticia Ánimas, todas sonrientes y complacientes ante el discurso presidencial.

“Por el bien de todos, primeros los pobres, todo lo demás es accesorio” les dijo el presidente a los periodistas que acuden diariamente a la mañanera y a las cinco mujeres que en esta ocasión “especial” se sentaron junto a él, con mínima sana distancia, sin tapabocas y sin tantita pena por quedar mal a las mexicanas.

Por no creerse este mismo cuento que busca engatusar a las mujeres, hace un mes renunciaron al gobierno de la 4T Monica Maccise, de la Conapred; de la sub secretaría de Salud, Asa Cristina Laurell y de la Comisión Especial de Atención a Víctimas, Mara Gómez.

La paridad gubernamental no sirve si se coloca en los cargos públicos sólo a sumisas, omisas y aplaudidoras.

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