La historia la cuentan los vencedores sintetiza la sabiduría popular, aforismo que toma gran vigencia en el perenne conflicto entre árabes e israelíes, del que ahora mismo seguimos recibiendo lamentables noticias, pues el ala judía con el respaldo de las potencias occidentales, ha convertido en victimario al pueblo palestino, al que despojó de su tierra en 1967, ante la perplejidad del mundo.
En aras de comprender las actuales circunstancias del conflicto histórico entre ambas civilizaciones, cabe recordar el plan de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), mediante el cual el dominio británico palestino fue divido en dos partes, una árabe que permitió a los musulmanes conservar la parte oriental de Jerusalén y, otra judía que dio paso a la fundación del Estado de Israel el 14 de mayo de 1948.
No obstante, mediante la embestida militar en junio de 1967, conocida como la Guerra de los Seis Días, Israel se apropió de la península del Sinaí, la franja de Gaza, Cisjordania que incluyó la parte oriental de Jerusalén y, los Altos del Golán; afectando a Egipto, Jordania y Siria.
Los enfrentamientos militares entre los aliados árabes e Israel seguirían, con triunfos parciales de ambas partes, como el acontecido en 1973 en la llamada Guerra de Yom Kipur, que derivó en otro triunfo militar de Israel, aunque con la devolución a Egipto del territorio ocupado por los judíos en los Altos del Golán. Las hostilidades en el campo diplomático y comercial continuarían, dando lugar a la crisis petrolera en la década de los 80 en occidente, ante la disminución del suministro del hidrocarburo por parte de varios países árabes.
En ese marco habría que registrar que a pesar de la resolución 478 del Consejo de Seguridad de la ONU, que por cierto contó con la abstención del gobierno de nuestra vecina potencia del norte, mediante la cual los Estados miembros rechazaron la anexión israelí de la parte oriental de Jerusalén, al calificarla contraria al derecho internacional, Israel no dio paso atrás, contando con el respaldo de los Estados Unidos de América.
Esta situación ha originado que los enfrentamientos militares entre judíos y musulmanes, se hayan mantenido prácticamente de manera ininterrumpida, sobre los cuales una vez más estamos recibiendo noticias, que nos permiten conocer lo extraordinariamente sanguinarios que están resultando para la población civil, mientras el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ha dado más poderes a la policía para hacer cumplir los toques de queda en Israel.
Los ataques del ejército israelí en Cisjordania contra presuntos objetivos militares palestinos, han causado hasta el momento más de 160 muertos, entre mujeres y niños, así como miles de heridos y desplazados.
El ataque aéreo israelí sobre Gaza ha incluido la sede de agencias de noticias internacionales, como AP y Al-Jazeera, lo que puede interpretarse como un intento de bloquear las fuentes que estaban informando al mundo sobre las masacres que se están cometiendo. La escalada del histórico conflicto incluye la participación de Estados Unidos apoyando a Israel y, de Rusia secundando a la alianza árabe, respaldos que lejos de servir para dar seguimiento a los acuerdos de paz entre palestinos e israelíes, han jugado un papel preponderante para que, irónicamente, el entuerto no encuentre solución.
De modo que la posibilidad de que la disputa étnica alcance una vez más dimensiones globales está en puerta, en tanto Israel amenaza con una ofensiva terrestre que sería mortal para la población civil palestina.
Por ende, la ONU no debe permanecer impávida, debe actuar de manera enérgica, exigiendo el alto al fuego y la solución política del conflicto, que irremisiblemente pasa por el reconocimiento de la existencia de ambos Estados soberanos.