Por Guadalupe Escobedo Conde
Hace apenas 10 años que se conmemora cada 11 de octubre el Día Mundial de la Niña, no del niño, infancia o menores en general, específicamente la efeméride las nombra a ellas, las mujeres infantes, el propósito es reflexionar sobre las condiciones que las sociedades actuales les ofrecen para su desarrollo integral. Y hoy se nos recuerda, que prevalece la desigualdad de genero desde la edad temprana y las acompañará toda su vida.
Para este segundo año pandémico, la ONU promociona un spot con niñas que responden al cuestionamiento ¿Qué quieres se de grande? Y responden “quiero se vice presidenta”, “corredora de autos” “cocinera profesional” “bailarina” y en respuesta encuentran el respaldo de la primera mujer corredora de autos, una vice presidenta, una chef y una bailarina profesional, les animan y dicen “puedes ser lo que tú quieras”.
Si para las mujeres adultas los avances en igualdad se detuvieron en el tiempo a raíz del Covid19, para las menores el panorama es igualmente desalentador, la Alianza Global “Poder para las niñas” reporta que cada año, 12 millones de niñas y adolescentes menores de 18 años, son obligadas a casarse o unirse a un hombre mayor, esta cifra tiende agravarse y para el 2030 se estarían registrando 150 millones de uniones de niñas, como resultado de la pobreza, malas prácticas sociales o comunitarias y falta de educación, factores acentuados por la pandemia.
Otra grave problemática que incide en la interrupción de muchos sueños de las niñas es el embarazo infantil, el INEGI nos cuenta que, en 2016, se registraron 8 mil 507 partos en niñas menores de 15 años. Además, el confinamiento incremento los índices de violencia doméstica y estos afectan más a la infancia, especialmente a las niñas que son obligadas a dejar la escuela para atender deberes hogareños, que los roles de género les han asignado.
El último informe de la UNESCO sobre los avances en la educación de las niñas en los últimos 25 años, reporta que ellas siguen teniendo más probabilidades de sufrir exclusión que los niños, actualmente las niñas representan tres cuartas partes de la infancia mundial en edad escolar y son ellas las que más faltan a la escuela por carencias económicas, falta de atención a su salud o estereotipos de género, aun es común que si se debe elegir en quien invertir la educación, las familias y sociedades se decantan por los niños.
“El legado de la discriminación del pasado es tal que las mujeres siguen representando casi dos tercios de los adultos analfabetos. Muchas se enfrentan a barreras adicionales como la pobreza y la discapacidad. En 59 países, es 4 veces más probables que las mujeres de 15 a 49 años de los hogares más pobres no sepan leer ni escribir”. Junto a este reporte, el organismo internacional lanza la campaña llamada “Soy la primera niña” con el objetivo de mostrar al mundo lo que sucede cuando los gobiernos invierten en la educación de las menores. Intentan compartir el impacto positivo que tienen los millones de mujeres que son “las primeras de su familia en graduarse de la escuela secundaria o la universidad”.
La ONG Save the Children nos recuerda la importancia de empoderar a las niñas y hacer que sus expresiones sean escuchadas y destaca que la violencia y pobreza siguen ocasionando que miles de niñas huyan de sus hogares y que están en constante peligro ante abusos sexuales, agresiones y explotación. “Todas las niñas tienen derecho a estar protegidas y libres de violencia”.
Hoy seguramente será un buen día para que le preguntemos a la niña de junto, la hija, hermana, nieta, prima, sobrina o vecina ¿Qué quieren ser de grande? Y quedarnos atentas a escuchar la respuesta, y estaría mejor que el Estado estuviera ya allanándoles el camino, porque los sueños se los trunca el sistema patriarcal. ¿Tú te acuerdas, qué querías ser cuándo fueras grande y porque no lo lograste?