Por Guadalupe Escobedo Conde
Periodistas Unidas Mexicanas, PUM, ha recabado 61 denuncias por violencia sexual contra Andrés Roemer, historias de distintas mujeres acosadas, hostigadas, abusadas y violadas por el comunicador, escritor y ex Embajador de Buena Voluntad de la Unesco.
Primero fue Itzel, bailarina, escritora y maestra de la Escuela Nacional de Danza de Bellas Artes quien evidenció el modus operandi del intelectual, para acechar, seducir y agredir sexualmente a las mujeres, casi siempre cercanas, afines a su profesión y mucho más jóvenes que él.
A esta primera denuncia pública, el agresor hizo frente y salió a redes a dar su versión, incluso pedía disculpas si con su “cortesía” había ofendido a algunas más, decía que entendía los nuevos tiempos para las mujeres y que compondría su conducta. Pero huyó, se fue a Israel y desde allá se ha empeñado en desacreditar la palabra de quienes han decidido hablar en su contra. Nunca más la comodidad de nuestro silencio, postean.
El caso judicial sigue su curso y Andrés de nuevo es tendencia internacional debido a que la Fiscal de la CDMX Ernestina Godoy anunció por fin, que México solicita a Israel la detención del implicado con fines de extradición, el objetivo es la aprehensión del acusado para ponerlo a disposición de la justicia mexicana, por lo que se exhortó a que más mujeres que hayan sido víctimas del él a que acudan a poner la denuncia correspondiente.
Desde el 2020 que se conoció del caso en los diarios, la colectiva de mujeres periodistas y demás profesionales que trabajan en medios de comunicación siguieron el tema para sustentar más acusaciones contra Andrés. La insistencia de las activistas feministas obliga a las autoridades a dar resultados, aunque se tarden, la justicia debe imperar.
PUM, es una asociación que nace en 2018 para visibilizar la violencia de género en el gremio periodístico y reivindicar los derechos humanos de las comunicadoras, están metidas en todos los medios, observando y defendiendo a las mujeres, en este caso, han acompañado a las víctimas a hacer las denuncias públicas.
Con un mensaje de sororidad, las periodistas unidas señalan que indigna que hayan violentado sus vidas, sus derechos, su salud física y emocional, y además de publicar sus historias ofrecen una radiografía de los casos perpetradas por el “prestigiado escritor”, los abusos los cometía en mujeres de 18 a 42 años de edad, usaba su poder jerárquico e intimidaba con la sapiencia; del 2002 al 2020 serían los registros de las agresiones. Casi dos décadas cometiendo abusos contra compañeras, empleadas, amigas, conocidas, estudiantes, mujeres que trabajaban con él y que no lograron escapar a las expresiones de violencia que hoy conocemos como “mansplaining” o “gaslighting” y que derivaron, en casi un centenar de violaciones sexuales.
Este emblemático caso, como el del cineasta estadounidense Harvey que en 2017 dio origen al #MeToo, deben seguir analizándose para que dejen de ocurrir. Ninguno actúa sólo, alrededor de ellos está la complicidad patriarcal de sus pares, sus amigos, conocidos, jefes, empleados, hermanos, compas, que en algunos casos ayudan para acomodar a las víctimas.
Los acosadores, casi siempre tienen el mismo perfil, seducen a sus víctimas desde el empoderamiento masculino, lo hacen porque pueden, se saben impunes, aunque el machismo y misoginia este a la vista de todos, incluso de las mujeres, de ahí el llamado urgente para toda sociedad: Rompe el pacto.