Por Guadalupe Escobedo Conde
Ojalá fuera chiste, pero es anécdota, en Tamaulipas algunas ciudades están con semáforo amarillo preventivo, pero por el incremento de contagios sigue el riesgo de color rojo hormiga, a nivel nacional nos pintan verde y como si fuera poca la confusión, las redes sociales en México entronizan a un hombre etiquetado como “Lord es mi cuerpo” que se niega a usar cubre bocas, porque al fin y al cabo “de algo nos tenemos que morir, todos” además muy sonriente se graba y se justifica diciendo que Andrés Manuel López Obrador no usan cubre bocas, entonces él tampoco lo usará. Todo parece broma, si no fuera porque la cruda realidad se impone.
Otro personaje estelar que incide en las masas en la tele y las redes es Andrea Legarreta, que a una semana de invitar a sus seguidores a salir a la calle para mover la economía y presumir una selfie en el cine, confirma que ella y toda su familia están contagiados del nuevo coronavirus, con la salvedad que desde el privilegio podrán hacer cuarentena sin hospitalización y con atención médica privada.
Y así como estos, hay muchos más ejemplos a no seguir, personajes faltos de toda responsabilidad social.
“Seamos socialmente responsables” nos ha pedido desde el inicio de la cuarentena la doctora Gloria Molina, responsable de la salud pública de los tamaulipecos; por su parte, el no muy bien ponderado doctor López Gatell, que se mantiene estóico cada tarde, ahora ya porta cubre bocas hasta de colores patrios, sigue insistiendo en medidas preventivas al dar a conocer las cifras de miedo, más de 65 mil 241 muertes en esta emergencia y contando.
A nivel global Tedros Adhanom desde la Organización Mundial de la Salud advierte que “reabrir sin controlar la transmisión de Covid-19 es una receta para el desastre”. En la más reciente conferencia de prensa se alertó al mundo sobre que “ningún país puede simplemente pretender que la pandemia se acabó”, refieren que el regreso de los niños a la escuela y de los adultos al trabajo debe hacerse de manera segura para tomar control de la transmisión del coronavirus.
Van ya ocho meses de la nueva normalidad, muchos están cansados del “quédate en casa”, “aprende en casa” y el “home office”, los comerciantes apelan por volver a la vendimia regular, pero la pandemia no ha terminado y la realidad es que se sigue propagando fácilmente y resulta fatal para muchas personas de todas las edades.
La OMS nos recuerda que el bicho se trasmite muy eficientemente entre grupos de personas. Ya ha quedado demostrado que en muchos países que han relajado las medidas, se dan nuevos brotes por reuniones masivas, en estadios, iglesias, clubes o sitios de recreo.
Por eso, ante la emoción que nos invade porque ya abren cines, iglesias y centros recreativos, no debemos olvidar que las medidas individuales son vitales: mantenerse a un metro y medio de distancia de los demás, el lavado frecuente de manos, no tocarse la cara ni con guantes, usar cubre bocas y estar atentos a cualquier síntoma.
Finalmente, el biólogo, investigador y doctor en salud comunitaria, Tedros Adhanom recomienda evitar las “tres C” que son: espacios Cerrados, lugares Concurridos y entornos de Contacto cercano.