No nos borren

En Boca de Todos

Por Guadalupe Escobedo Conde

 

Al pan, pan y al vino, vino, dicho popular para nombrar las cosas por su nombre. Hace apenas 20 años comencé a estar al tanto el Lenguaje No Sexista, a cambiar mi léxico para nombrarlas a ellas, pero sin excluirlos a ellos de la conversación y el debate, para eso se adoptan y adaptan nuevos silogismos que dejan más claros los mensajes.

 

Y no es recurrir a la fanfarronería de un expresidente, con pésima ortografía, que se jactaba de ser inclusivo, solo por mencionar: a mexicanos y mexicanas, compatriotas y “compatriotos”. Es mucho más sencillo cuando se quiere de veras nombrarlas a ellas, así pues, en vez de niñas y niños, podemos decir infancia o niñez, en vez de alumna y alumno, escolares, en vez de ciudadanos y ciudadanas, ciudadanía, en vez de diputada y diputado, legisladores y también cabe aceptar que muchas profesiones deben ser nombradas ya en femenino, como ingeniera, arquitecta, directora o presidenta.

 

Así justo, cuando ya vamos ganando terreno en el discurso público y somos ya nombradas, aparece el “nosotres” como una exigencia para ser visibles a personas que no lo son, que también han sido por siglos excluidos, los no binarios y los que se identifican como LGBTTTIQ. Bienvenides todes a la batalla por la inclusión social, política, religiosa y de cualquier índole. La historia les debe mucho.

 

A estas alturas de la comunicación humana, la información y transmisión de mensajes, ya no importa si la RAE acepte o no el Lenguaje Inclusivo, que si lo había nombrado en octubre desde el año pasado como “elle” pero en noviembre lo volvió a sacar, aquí lo encomiable es hacer divulgación para que se normalice la inclusión, recordemos lo que subrayan las feministas “lo que no se nombra, no existe”.

 

Las palabras, como los números, pueden ser infinitos y no será la primera vez que las sociedades acogen nuevas formas de comunicación verbal.

 

Pero, la “e” para nombrar lo hasta ahora innombrable, borra la “a” de las mujeres, y esto puede significar un retroceso.

 

Quizás para empezar de nuevo, deberíamos nombrar a todas, todos, todes. Aunque se haga más largo el discurso.

 

La discusión también propone que para ser inclusivos todos los espacios tomen en cuanta todas las lenguas que habitan esta tierra, y que la inclusión de personas sea también estricta para dirigirse a personas sordas y ciegas, que todos, no sólo los actos políticos, los incluyan a ellas.

 

El lenguaje forma parte de la violencia simbólica y en esta batalla las mujeres vamos perdiendo, ¿Cómo se va a combatir la desigualdad de género, si se desaparecen las palabras que definen a hombre y mujer?

 

El feminismo y la diversidad sexual no deben confundirse.

 

¿Por qué se insiste que las mujeres, quienes representamos el 52 por ciento de la población mundial, se nos ponga en la categoría de “lo diverso” ¿Diverso con respecto a qué? ¿A no ser hombres? Cuestionan las feministas de la colectiva Brujas del Mar, los hilos de respuesta son diversos, pero coincidimos las mujeres, a nosotras no nos deben sustituir por una “x” o”e”. No nos borren.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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