Mr. Roboto para presidente
Cinthya Barrón
Si sucede en la ficción, puede suceder en la vida real. Más si se trata de ciencia ficción, género que propone escenarios que vinculan los mundos posibles ya sea en el presente o en el futuro, y que mezcla la tecnología con el mundo como lo conocemos. Pero la que me llama la atención es toda esa ciencia ficción que imagina una vida en la que los humanos conviven con robots como sus iguales.
A propósito de ello hace algunos días apareció una nota inusual en varios portales de noticias internacionales. Resulta que en Tokio también están en periodo de elecciones y uno de los candidatos a la alcaldía de un distrito es un robot con inteligencia artificial que propone terminar con la corrupción y mediante algoritmos tomar decisiones que beneficien a sus gobernados.
Cuando leí la nota me intrigó saber qué pensaría Isaac Asimov del camino de la inteligencia artificial y la robótica en su escalada en la vida política y ética. Detrás de este robot está la mente de Tetzuso Matsuda y Norio Murakami, ambos dedicados al desarrollo de software que ven en la informática una vía alterna de gobierno que, sin intereses personales, analice las propuestas de los ciudadanos y desglose estadísticamente las implicaciones positivas y negativas para poner en marcha sus acciones. Parece el argumento de una película, o bien un capítulo más de Futurama, pero es lo que las noticias nos traen de Japón.
Comenté esta nota con mis compañeros y fue inevitable mencionar el uso y abuso de las máquinas no solo como complemento a nuestra vida, sino como una forma de gobierno. Y en mi caso, también fue inevitable pensar qué pasaría si las máquinas reemplazaran a nuestros poco convincentes candidatos. Claro, es un escenario que da para muchas y guajiras posibilidades pero que me divierte imaginar.
Mientras en Japón le apuestan a las estadísticas y a una ciudadanía que ve en la robótica una posibilidad de gobierno, en México no somos capaces de discernir entre noticias falsas y vemos en los memes una posibilidad de campaña política. No sé qué tan viable sean los datos para gobernar, pero si un sector está seguro de la información que proporciona y apoya una democracia basada en la estadística eso nos dice más de la honestidad de los ciudadanos que de la importancia de elegir entre una persona y un robot. Y eso deja mucho qué pensar.