Por Guadalupe Escobedo Conde
Si siguiéramos la pauta de Italia o España, ¿Qué canción estaríamos entonando en cuarentena? El Rey, Cielito Lindo, Paloma Negra, México lindo y querido, o Como México no hay dos.
Bueno, no somos un país Europeo, eso está claro, ni los gobiernos ni la sociedad podremos actuar igual. Aquí se nos desalinean los planetas a la menor provocación y ahora mismo suman tres los factores sociales que se conjugan para hacernos sentir una pandemia de miedo: Una crisis sanitaria, una crisis económica y una crisis de comunicación.
Sobre el tema del COVID -19 los galenos internacionales llaman a la calma, hay evidencia científica que indica que este mal no acabará con el mundo, es más, son optimista al reconocer que este virus será contenido con más facilidad que otros, ya que en poco tiempo ya se sabe mucho sobre su origen y como detener los contagios, además, la historia registra que las epidemias acaban pasando, aunque desde luego quedarán secuelas. Los más nerviosos son los mercados bursátiles, aún no se predicen las pérdidas económicas para cada nación por el mal que nació en China.
Y sobre la crisis de comunicación, ahora cuando la ética periodística debe prevalecer sobre las comunicaciones desvirtuadas de la red, también se está contaminando, el virus malicioso de la desinformación se apodera rápidamente de los famosos, sobre todo de las voces y plumas que marcan opinión pública nacional, aún no entramos oficialmente al confinamiento por cuarentena, y ya llevan dos garrafales errores de gran impacto social.
La no muerte de un primer contagiado y la elevación de la cifra de los infectados. En ambos casos se faltó al rigor periodístico de comprobar el dato y corroborar las fuentes. Y como bola de nieve, una vez que la noticia se ha soltado, nada ni nadie la detiene. Menos ahora con la velocidad que implica la voracidad de las redes sociales.
Por eso es oportuno, apaciguar el ímpetu reporteril, tomar con calma y responsabilidad social cada comunicación que tengamos que abordar antes, durante y después de decretada la cuarentena. El carácter social del ejercicio periodístico nos obliga a estar en el frente en época de crisis, como a los galenos, no compromete a atender la crisis sanitaria con humanismo, objetividad, y responsabilidad comunal.
“El periodismo serio es una disciplina que permite distinguir entre la información fabricada y aquella que podría ser verdadera. Se trata, por ello, de uno de los antídotos más eficaces para enfrentar el relativismo y la posverdad” explica el periodista Ricardo Rapahel es su libro Periodismo urgente. “El periodismo es narrativa humana”.