Una excelsa crónica sobre las consecuencias para la vida íntima y la convivencia social que propician las epidemias, lo es la clásica novela de Albert Camus, intitulada La Peste, que fuera publicada en Francia en 1947, y que mantiene una vigencia extraordinaria, ahora que la humanidad enfrenta la pandemia por el Covid19.
La narración tiene como contexto a Orán, la ciudad argelina ubicada en el noroeste del país africano, a la que el premio nobel de literatura recurrió para contextualizar tres de sus obras: El Extranjero, El Verano y, la que nos ocupa; misma que de cara a los desafíos en materia de salud pública que estamos viviendo, bien puede tomar el carácter de premonición.
La Peste constituye una de las principales obras de la literatura universal, escrita en la segunda posguerra por quien lo mismo fungió como periodista, que como dramaturgo, escritor y filósofo; es a Camus a quien irremisiblemente aludimos cuando de rebeldía hay que hablar, pues es El Hombre Rebelde una de las reflexiones más sesudas sobre la desmesura de la actual condición humana.
Precisamente frente a esa circunstancia de desmesura humana que caracteriza a nuestra época, en cuyo marco se ha hecho de lo absurdo una normalidad, Camus nos lleva por las contradicciones morales y los asideros inherentes a la pulsión de sobrevivencia, que enfrentaron los conciudadanos de Orán, al padecer una epidemia de peste.
Incredulidad, aislamiento, incertidumbre, muerte, impotencia y sufrimiento, son hilados de manera fina por el argelino, para describir la vida en aquella cálida ciudad costera, que los pobladores habrían enfrentado durante un año y, cuyas consecuencias propiciarían la instauración de una nueva y diferente realidad.
Un texto ampliamente recomendable para quienes tienen la sensibilidad para identificar las constantes en la historia, las que permiten proyectar hacia dónde se mueve la humanidad, qué debemos rescatar y qué deberíamos modificar, a fin de hacer nuestra existencia más humana y solidaria, con menos desmesura y absurdos.
No obstante la crisis de contagios, decesos y limitaciones que hoy se enfrenta en diversas latitudes, y que en alguna medida es consecuencia de los desequilibrios que la acción humana ha provocado en su afán de progreso y dominio sin límites, en la citada obra Camus nos abre una ventana generosa al concluir que en la condición humana, hay más cosas dignas de admiración que de desprecio.