Las hermanas del candidato

Por Guadalupe Escobedo Conde

 

Nada, no le aprendieron nada al vecino de Nuevo León, ni a otros tantos políticos que alcanzan el triunfo, sea como sea, pero con el acompañamiento femenino. En estos días aquí en Tamaulipas, para donde volteemos hay un aspirante a gobernador, en la prensa local y las redes sociales su presencia aumenta, ya hasta empiezan a jugar con las encuestas de ocasión para posicionar a uno u otro, de un partido o de otro. Los eventos masivos también se van armando más seguido y todo con un solo fin, ser el candidato elegido, nunca en esta tierra se vio a tanto prospecto al mismo tiempo.

 

Pero todos traen una cosa en común, parecen solteros, divorciados o dejados, se presentan solos o con sus compas, su banda política y sus patrocinadores, acuden a entrevistas o hacen reuniones sociales, sin más acompañamiento que su anhelo político.

 

En algunas historias públicas de su vida comienzan a hablar de sus hobbies, gustos y pasiones políticas, pero hablan poco de la familia, la esposa e hijos, como guardando lo privado para no comprometerlos y quizás sea mejor, si nada más andan jugando por un sueño sin ánimos de obtener el premio. Son del montón y aprovechan sus minutos de fama.

 

Sin embargo, los dos o tres que desde atrás tiempo vienen trabajando en un proyecto político serio, también se lucen con los actos solo para ellos, propaganda dirigida solo a ellos, como si las mujeres no votaran, se reúnen con campesinos, sindicatos o comerciantes, en grupos pequeños o grandes, pero el común denominador es la ausencia de ellas.

 

Sólo Américo Villarreal realizó recientemente un encuentro con puras mujeres, las escuchó y habló de propuestas con perspectiva de género, en el Senado ha estado pugnando por acciones que en Tamaulipas bajen la incidencia de delitos contra las mujeres, y seguramente tiene solvencia moral para atender a colectivas feministas.

 

Sin embargo, sorprendió que, aquí en Victoria, en una rueda de prensa, las mujeres que lo conocen de toda la vida, sus hermanas, Oralia y Mónica fueran convocadas a platicar asuntos de familia con una treintena de varones, solo ellas de frente con periodistas hombres, sin considerar a las reporteras locales, columnistas y conductoras que también dan seguimiento al acontecimiento de la sucesión.

 

Ellas, con sencillez y soltura respondieron los cuestionamientos de ellos, los únicos considerados para ese encuentro, pero se perdieron la oportunidad de establecer un dialogo igualitario y con enfoque de género.

Y es que parece que los estrategas de aquí siguen trabajando a la antigüita, y hacen cosas buenas que les salen remal, por la visión tan corta que traen, al negarse a ver la participación de las mujeres en todos los ámbitos.

 

Aún es pronto para las definiciones políticas, pero es curioso que el único partido que tiene nombre femenino como lo es Morena, sea él que más excluye a las mujeres, parece que todos siguen el mal ejemplo de su líder nacional inmoral, que no quiere a las feministas y las ataca cada vez que se acuerda de ellas.

 

El feminismo, lo quieran o no, está cambiando la forma de gobernanza en el mundo y ya es tiempo que aquí se lo tomen en serio, no es una moda, es la vía para hacer política con equidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

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