En Boca de Todos
Por Guadalupe Escobedo Conde
No sé porque nos sorprende, pero nos asombra cada vez que vemos a nuestro país alcanzando los primeros lugares en lo más peor, somos primer lugar en obesidad infantil, andamos casi siempre en el top ten de corrupción, de inseguridad, de feminicidio, de marginación, baja educación, desigualdad social y hasta en infidelidad, a nivel Latinoamérica alcanzamos el deshonroso cuarto lugar, nada más nos superan Argentina, Chile y Brasil, quizás porque llegó la pandemia.
En la pandemia por el Covid 19, este fin de semana se anunció que México alcanza el quinto lugar a nivel mundial en contagios y muertes por este virus, con más de 30 mil fallecimientos por este mal, se supera a Francia y España.
Es una muy mala noticia para iniciar el segundo semestre de este año atípico que nos mantiene en una eterna cuarentena, que nos ha obliga a cambios drásticos en convivencia humana, pero que al parecer no están dando buenos resultados. ¿La culpa es de Gatell?
Antes de esta pandemia, la influenza, gripe, o cualquier enfermedad de contagio nos ha dejado una mala experiencia, se dispersa el virus porque creemos que no nos tocará. Igual nos pasa con otras enfermedades, diabetes por ejemplo, exceso de azúcar y baja actividad física es combinación letal, lo dice la ciencia, pero no hacemos caso; en obesidad infantil igual, los niños no engordan los engordamos los adultos que no somos responsables al alimentarles.
En este tiempo incierto donde ni los galenos saben que están combatiendo, los científicos día a día descubren cosas que asustan, los gobiernos actúan en reacción y las sociedades ni les hacen caso, todos somos corresponsables.
Desde el inicio del protocolo, aquí en Tamaulipas, llamaron a la “responsabilidad social” y parece llamado a misa.
Súbitamente suben los contagios y muertes, nos dicen que los hospitales casi están a tope y toman medidas más drásticas, pero la movilidad social no cesa. Siguen las pachangas clandestinas, aunque todo mundo sabe dónde y de quien son, cierra el comercio, pero se abarrota hora antes, entonces como que no estamos entendiendo el nivel de la emergencia.
Sin embargo, la nefasta política que todo corrompe, lo interviene y lo afecta, toma partido y ahí estamos los unos contra los otros, sin entender bien los colores del semáforo, sin averiguar cómo es que súbitamente nos encontramos en un pico que estaba pronosticado para mayo y nos alargan sin límite de tiempo la cuarentena, ¿Será esta la nueva normalidad? ¿Llegamos hasta aquí para seguir en lo mismo?
Pasamos al nivel siete, el mes de julio llega y nos encuentra en las mismas, desorientados, confinados, crédulos o incrédulos, unos colaborativos, otros reacios a entender que la salud propia siempre ha sido la colectiva, que el individuo es parte de la comuna y si uno enferma, contagia a todos.
Empezamos a bajar la curva del año, de aquí a los meses venideros ya casi todo es pasado, pero no está resuelto el presente. Quinto lugar en mortandad por este mal, no es cosa menor, o nos hacemos responsables de nuestra sociedad, o nos lamentaremos más. Estamos en emergencia nacional.