El patriarcado eres tú

Por Guadalupe Escobedo Conde

 De pañuelo rojo para levantar el puño en franco enojo por los feminicidios; de verde para apoyar el aborto legal; de naranja, cada 25 de noviembre para recordar que hay una lucha de eliminación de violencia hacia la mujer; de rosa para hacer notar la letalidad del cáncer en la mujer y la urgencia de mejor una atención en salud pública; de negro por el luto de más asesinadas y de morado para el día sin mujeres. Se nos están acabando los simbolismos de la colorimetría, pero la lucha por los derechos humanos de las mujeres sigue.

 

Para este 8 de marzo, y días anteriores y posteriores a la efeméride, las mujeres sacaremos todas las banderas por el mismo reclamo colectivo, las calles, monumentos y espacios públicos serán tomados por las feministas que no desisten, ahora menos, que los movimientos están tomando más fuerza. Y veremos muchos puños con pañuelos de muchos colores.

 

Pero, los hombres se están metiendo como la humedad en las protestas, estorbando y tratando de opacar el movimiento, y así como se los he visto con un moño rosa en la solapa o un corbata naranja sin entender el simbolismo, los oigo expresarse respecto a las protestas y veo que no están entendieno lo que significa el paro nacional de las mujeres. Es más, hasta han dicho que nos dan permiso.

 

Y precisan entender, y urge que sean activos, muy participativos en los asuntos de las mujeres, que abran su mente y acepten de una vez por todas que los necesitamos en las causas feministas, no como comparsa, sino consientes que son parte de nuestros problemas.

 

Y lo describe Sabina Berman en su reflexión dominical “De cómo un hombre bueno hace el mal a las mujeres”, son los hombres “la parte estructural del patriarcado. La pierna derecha en la que el patriarcado se apoya cuando con la izquierda patea a las mujeres”.

 

No todos los hombres pegan, matan, violan o acosan las mujeres, sin embargo la mayoría son indiferentes ante las necesidades femeninas, están muy cómodos con su posición en la sociedad, son los fuertes, inteligentes, machos, independientes, proveedores, trabajadores y quienes ostentan los mejores cargos, están en la cabecera en la mesa familiar y enfrentan menos cuestionamientos que las mujeres y con estos privilegios están bastante a gusto, por eso no entienden el reclamo desesperado de esta era. El tiempo de las mujeres.

 

Seguramente es muy difícil cambiar el pensamiento, si desde la infancia nos enseñan que las niñas son débiles y los niños no deben llorar, pero el mundo gira y nos llama al cambio, sobre todo ahora que precisamos de comunidades humanistas e igualitarias. Entonces, hombres, colóquense todos los moños feministas, intervengan, levanten la voz y entiendan que no es contra ustedes, pero sin ustedes no avanzaremos más las mujeres en la lucha por nuestros derechos. Recordemos que las sociedades las conforman las personas, si desde nuestro individualismo, como hombres o mujeres, colaboramos estas cambian, sino no.

 

 

 

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