Deshonroso primer lugar

Por Guadalupe Escobedo Conde

 

“México ocupa el primer lugar a nivel mundial en embarazos en adolescentes, entre las naciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, con una tasa de fecundidad de 77 nacimientos por cada mil adolescentes de 15 a 19 años de edad” confirma un boletín de la UNAM en el marco del Día Mundial de la Salud Sexual que ocurre cada 4 de septiembre.

 

Con los aportes de investigadoras, científicas y académicas mexicanas, nos ofrecen una radiografía de este mal que antes de la pandemia ya representaba un reto social desatendido, ahora el confinamiento eleva las cifras, actualmente se registran 340 mil nacimientos en mujeres menores de 19 años.

 

En datos del Consejo Nacional de Población se confirma que los menores inician su vida sexual entre los 14 y 15 quince años de edad, pero hay una alerta que la doctora Aline García de la Facultad de Medicina de la UNAM comparte que se observa la tendencia de hacerlo a más temprana edad, y eso tiene que ver con las redes sociales a las cuales los jóvenes acceden, donde hay una cantidad importante de información falsa y el tipo de información que reciben en sus escuelas o su casa, no es necesariamente la adecuada.

 

“Para iniciar una vida sexual sana debemos tener madurez anatómica, emocional y psicosocial” considera la experta que sugiere que “después de los 21 años podría ser una buena etapa para iniciar la vida sexual y así disminuir factores de riesgo como el embarazo adolescente”.

 

En este contexto, apenas en julio de este año, a mitad del camino del actual sexenio, el Conapo presentó la “Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo Adolescentes” reconociendo que cada día en nuestro país ocurren mil nacimientos en menores de 18 años, y que se espera que esta cifra incremente ante el poco acceso a los servicios de salud por la pandemia.

 

Para darnos una idea, Gabriela Rodríguez, Secretaria General del Conapo dijo que hay 69 nacimientos por cada mil adolescentes en el país y en Europa existen 4 nacimientos por cada mil adolescentes, consideró estos datos como inadmisibles, porque ninguna menor tendría que estar cuidando un hijo, “queremos llegar a los 8 nacimientos por mil”, prometió.

 

La estrategia gubernamental se enfoca en 5 puntos: autonomía corporal, violencia de género, masculinidades positivas, consumo de bebidas alcohólicas y una doble protección, las cuales deberían estar ya trabajándose desde las instituciones de salud y educación, pero no hay evaluación al respecto.

 

Se reconoce además una problemática mayúscula en niñas de 14 años, pues son embarazos resultados de matrimonios forzados o de violación sexual. Violaciones que muchas veces ocurren en el seno familiar y se quedan impunes, solo se obliga a ellas a hacerse cargo de la maternidad, pero no se castiga la paternidad irresponsable, violenta.

 

La investigación académica, la indagación de las colectivas feministas y las propias pesquisas institucionales revelan que la mayoría de los embarazos a temprana edad no son deseados, pero se continúan por las creencias religiosas y los cánones sociales, además hace falta mucho estudio para determinar el cambio de vida que enfrentan las adolescentes con la maternidad, con la cual renuncian a su desarrollo pleno.

 

A ninguna edad la maternidad debe ser forzada, debemos dejar de romantizar el hecho de que la mujer nació para madre, sin importar su destino, su decisión o su entorno, y la prevención institucional no ha dado resultado, quizás lo que se necesita es emprender estrategias que nos involucren a todos, no solo llamar a la mujer a decir “No”, sino incluir a los jóvenes en ese llamado, a las madres, padres y tutores, además de atajar con fuerza legal los embarazos en niñas, llamarlos por su nombre, son violaciones sexuales de hombres cercanos, situación que debería darnos vergüenza como nación.

 

 

 

 

 

 

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