Por Guadalupe Escobedo Conde
¿Ya los vieron? Muy contentitos. Nunca como ahora habíamos tenido tantos aspirantes a la gubernatura, tan solo del partido oficialista suman casi una cuarentena de precandidatos que ya se desagarran las vestiduras en supuesta contienda interna, sí a esos sumamos los que por su libre albedrío pelean por ser los elegidos del PAN o PRI y las alianzas, seguros que ya tenemos medio centenar de candidatos en las calles y en la carretera virtual. En este universo de políticos en carrera por la sucesión, todos maquillan la realidad y ofrecen un mundo alterno, endulzado, como si no hubiera problemas.
Según ellos pelean la interna, pero claramente están proyectándose con los votantes sin importar la militancia, quieren llegar a todos con un mensaje buena onda, mandan puras buenas vibras y se promocionan como personajes motivacionales.
“Sonríe y la fuerza estará contigo” apuntan y postean sus fotos comiendo tacos, saludando raza, abrazando ancianos o cargando niños, casi todos son fuereños, han vivido más tiempo fuera de esta tierra, que el tiempo que tienen empeñados en su nuevo sueño político. ¿Quién animará a tantos? ¿Qué les anima?
Ya nos advierten por ahí que tengamos cuidado al salir, pues estamos en latente riesgo de atropellar un candidato, se meten al mercado, a la feria, a los restaurantes de moda, a las taquerías más populares y seguro aceptan bautizos, quinceañeras o velorios, ah, también irán a misa, porque hay que pasar por angelitos.
Ninguno hasta hoy ha mostrado el mínimo respeto por la contingencia sanitaria, seguimos con la pandemia activa, pero ellos con sus campañas, hacen parecer que ya obtuvimos la inmunidad de rebaño, tampoco tienen palabras de aliento para los deudos de casi 7 mil personas que han muerto aquí por Covid19, o los cerca de cien mil contagiados que han librado la enfermedad, pero que quizás quedaron endeudados, sin empleo o con secuelas. No hay empatía para el difícil momento que vivimos.
Madres y padres de familia y alumnos siguen sin saber el rumbo del regreso a clases, los maestros están temerosos pues la vacuna que se recibió a principios de año solo les protegía pocos meses, además con la Cansino no podrán aprovechar el BlackFriday. Estamos en la recta final de un segundo año pandémico y nadie ofrece algo sensato.
El horno no está para bollitos, ni para agresiones verbales, ni para palabras cursis, pero los políticos no nos entienden, no encuentran el punto medio para conectar con las causas sociales, aunque presuman equilibrio emocional, siguen perdidos y no saben ni quién les robo su queso.
La grave desigualdad social que priva en nuestro país no va a sanar con un calidito de pollo para el alma. Ponerse románticos y zalameros, no es ponerse en los zapatos del otro.