Con el enemigo en casa

Por Guadalupe Escobedo Conde

 

Casi 6 de cada 10 mujeres en México sufren o han sufrido algún hecho de violencia doméstica, y 8 de cada 10 son niñas y adolescentes las que sufren este maltrato que se incrementó en medio de la crisis sanitaria y a raíz del obligado confinamiento.

 

El CONAPO, sí, todavía existe el Consejo Nacional de Población y revela estas cifras a propósito de que el 11 de julio se conmemoró el Día Mundial de la Población.

 

Ese organismo nos cuenta que actualmente en nuestro país, con las proyecciones de la población, en 2021 habitan 129.0 millones de personas, 48.9 por ciento son hombres y 51 (somos mayoría) son mujeres. El 20 por ciento de la población son menores de 11 años, los jóvenes representan el 30 por ciento, la población adulta casi el 38 por ciento y la población mayor alcanza el 11.6 por ciento.

 

Con esta numeralia se estudian varias problemáticas y una es la violencia contra la mujer que aumentó significativamente en la pandemia, algo que ya habían advertido organismos internacionales que pidieron a las naciones implementar estrategias de contención y prevención de agresiones a las mujeres en su propia casa. Donde se supone debería ser el espacio más seguro, pero no lo es, estos datos que parecen invisibles, lo sustentan.

 

En las últimas cifras de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2020, casi 6 por ciento de las mujeres mayores de 20 años reportó haber sufrido algún tipo de violencia doméstica, más del 20 por ciento experimentaron gritos, insultos o amenazas por vez primera, el 43 por ciento dijeron que estas agresiones ya las padecían, pero se hicieron más frecuentes a partir del “quédate en casa”.

 

En agresiones sexuales dentro del hogar, también se detectó un aumento, pues más del 11 por ciento de las encuestadas mayores de 20 años declararon que registraron por vez primera abusos sexuales o violaciones, cerca del 35 por ciento dijo que estos actos ya los padecían, pero se incrementaron.

 

Aunque sabemos que las cifras que se cuentan en las encuestas son aproximadas y que la mayoría de los hechos no se denuncian por falta de confianza en las instituciones o la revictimización institucional a las víctimas, como quiera se destaca que el 81 por ciento de las agresiones domésticas las sufren las menores de edad. En este conteo también se precisa que pasó de 420 a 2 mil 720 las atenciones en refugios a mujeres violentadas que alcanzaron a pedir ayuda.

 

 

En este contexto y como otro llamado a misa, aquí en la casa de la familia fraterna que promueve la 4T, no se escuchó el mensaje de Antonio Guterres desde la ONU que en ocasión de la efeméride aludió que “en todos los rincones del mundo estamos asistiendo, a un retroceso en los logros alcanzados con tanto esfuerzo y a un deterioro de los derechos reproductivos, las opciones y la capacidad de acción de las mujeres. Las mujeres no pueden estar solas en esta lucha”.

 

Las proyecciones actuales nos alertan que el Covid 19 llevará a 47 millones de mujeres y niñas a la pobreza extrema. Y no hay estrategias que pare esta otra pandemia.

 

Conviene saber que, mientras están todos entretenidos con los video escándalos políticos, mientras rueda el balón del futbol como si no hubiera pandemia y siguen las promesas de bienestar sin consolidarse en hechos, muchas mexicanas siguen ahora mismo sin empleo, sin protección, sin servicios sanitarios ni de planificación familiar, evitando el contagio del virus para salvaguardar la salud, pero con el “monstro” en su casa. Ese enemigo silencioso, invisibilizado, cruel y desalmado que humilla, grita, golpea y mata.

 

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