Como en Feria, el primer año de gobierno de AMLO.

Como en Feria, el primer año de gobierno de AMLO.

Por Gerardo Villegas Rodríguez

pleromazero@gmail.com

El domingo pasado, inició una edición más de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, evento que por más de tres décadas se ha erigido como una de las mayores fiestas culturales e intelectuales del mundo. Y este año, como no es la excepción, la FIL ha convocado a propios y extraños, cultos y frívolos, políticos y payasos, que abarrotan sus instalaciones a veces solo para tomarse la selfie con sus amigos, colegas y uno que otro escritor.

No es un secreto que año con año, la proclividad a la frivolidad de algunos escritores, así como la de los animadores de televisión y políticos convertidos insólitamente en letrados, han desvirtuado poco a poco la importancia cultural del evento, y aunque sus records de asistencia continúan al alza, la calidad del material de los expositores ha decrecido pero no así el del precio de los libros.

Esta semana, el académico jalisciense del ITESO, Carlos Delgadillo, señaló en Twitter que “la FIL es un supermercado de libros. No están más baratos, no hay remates, no hay descuentos importantes. Realmente no es una feria. Es un evento de la industria del libro, que además es la joya de la corona de Raúl Padilla López, el cacique de tres décadas de la UdeG”, y criticó que el evento “es producto del mercado del cacicazgo. Y es un parque de diversiones para la clase media y alta con pretensiones de estatus cultural”.

Señalamientos que resultan polémicos, pero con una alta dosis de veracidad en un país acostumbrado a la figura del caudillo o cacique emanado o al servicio del gobierno en turno, y que en el ámbito cultural no son la excepción, ya que recientemente fuimos testigos de la divulgación de las millonarias comisiones o chayotes gubernamentales que recibieron empresarios intelectuales como Héctor Aguilar Camín y Enrique Krauze Kleimbort, entre otros, lo que dejó entrever la estrecha relación económica y política de los pasados gobiernos con sus “críticos”.

El hecho es que la FIL, cuenta con uno de los tlatoanis más enquistados en la vida pública nacional, en la que, a través del clientelismo político al más rancio estilo del viejo régimen, se ha visto rodeado y legitimado por intelectuales y artistas que se suman a su lista de favorecidos y amigos cercanos, entre los que figuran Aguilar Camín, Krauze Kleimbort y Vargas Llosa, todo con cargo al erario de la UdeG, que este año fue de al menos 13 mil 742 millones 73 mil 848 pesos, de acuerdo al periodista Pedro Mellado.

Pero sobre la transparencia de los manejos presupuestales de Padilla, en lo que va de este sexenio, pronto sabremos si el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto, operará en Jalisco igual que con la Universidad Autónoma de Hidalgo, cuyas cuentas fueron congeladas. Ante ello, todo el glamur y la hoguera de las vanidades comerciales que envuelven a la FIL, la convierten por primera vez en un evento que debe ser escrutado y fiscalizado en lo político y económico, más allá de la invención de premios obsoletos para escritores anquilosados, polémicas y ridículos memorables como el que protagonizara el ex presidente Peña Nieto cuando no pudo enumerar sus tres libros favoritos.

En este contexto, también el domingo pasado en el Museo de la Memoria y Tolerancia, el escritor derechista y nacionalizado español, Mario Vargas Llosa, sacó del baúl de los recuerdos las célebres palabras que definieron, en los años noventa, al sistema político mexicano como “la dictadura perfecta”.

Pero en esta ocasión, el premio Nobel de literatura de origen peruano, apuntó sus polémicos dardos hacia el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, al advertir la posibilidad de que el mandatario y sus políticas de corte social, apuntan hacia una nueva versión de la “dictadura perfecta”, misma que el Partido Revolucionario Institucional ejerció por más de 70 años en nuestro país.

Acompañado por ex conductor de Radio Centro y férreo crítico del nuevo régimen, Sergio Sarmiento, Vargas Llosa señaló además que “lamento decirlo, porque quiero mucho y tengo mucha admiración por México. Quisiera que jugara un papel absolutamente fundamental como el gran país que es en América Latina, temo que este gobierno esté retrocediendo un poco a México, que comenzaba a salir de esa dictadura perfecta, que no era tan perfecta, era bastante imperfecta para los mexicanos”.

Y agregó, “y me temo muchísimo que el populismo, que parece realmente la ideología del actual presidente de México, nos conduzca otra vez a la dictadura perfecta o imperfecta, pero dictadura al fin y al cabo”, eslogan que la oposición derechista utilizó en la marcha anti lopezobradorista del pasado 1 de diciembre, día del primer informe de gobierno del mandatario.

En un mensaje plagado de planteamientos ideológicos más que de datos numéricos, el presidente recalcó los logros de su gestión en materia social y combate a la corrupción, aunque el tema de seguridad continua siendo la gran asignatura pendiente, asunto que seguramente se irá convirtiendo en el Talón de Aquiles de la 4T, y cabe reprochar, en ese sentido, que el jefe del Ejecutivo, no mencionó en su informe ni una sola vez el grave problema de la violencia contra la mujer, que de acuerdo a la Organización de Naciones Unidas, en México son asesinadas 9 mujeres al día.

 

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