Brujas para dar miedo

En Boca de Todos

Por Guadalupe Escobedo Conde

 

Si algo nos enseña la corriente feminista es que podamos ser dueñas de nuestro propio ser, de nuestro cuerpo, pensamiento y expresiones, así que cada quien que se disfrace como quiera, pero vale hacer algunos apuntes respecto a la celebración de día de Brujas o Halloween.

 

¿Alguna vez has visto una enfermera con el trasero descubierto? ¿Alguna vez te ha multado una mujer policía con escote hasta el obligo? ¿Has visto a una sirvienta hacer el quehacer con medias caladas, minifalda y zapatillas? ¿En verdad, piensas que vestirte de niña, con coletas, uniforme y calcetas escolares es juego?

 

Todas esas imágenes sexys, sensuales o hasta pornográficas vienen de la imaginación machista del patriarcado, para su uso y conveniencia. Hipersexualizan a las mujeres en el espacio público, privado o virtual.

 

La prostitución, erradamente nombrada “el oficio más antiguo del mundo” fue inventado por el sistema patriarcal opresor, es un tema muy serio y doloroso, una actividad que sigue en debate a nivel mundial por las heridas que deja de por vida en quienes se ven obligadas a ejercerla, no es un entretenimiento ni para chicas ni para grandes, por ello no debería emularse en las fiestas o festivales propios de estas fechas.

 

Este fin de semana, pese a las restricciones pandémicas, habrá muchas celebraciones, y como estamos en el norte y vivimos influenciados por la cultura americana, quizás sean más las fiestas de Halloween que las visitas a los panteones, o habrá quien guste y se dé tiempo para las dos. 

 

Para el caso del día de brujas, la publicidad en redes y en las tiendas físicas sugiere para ellos prendas de hombres fortachones, malos, monstruos, súper héroes, personajes misteriosos y de películas de terror y para ellas, vestimentas de cualquier profesión, pero hipersexualizadas.

 

Los disfraces que les ofertan a ellas para la ocasión, pueden ser de enfermeras, doctoras, policías, maestras, estudiantes, sirvientas o brujas, pero que parezcan estar en venta, esa es la exigencia social que prevalece para reafirmar los estereotipos sexistas que pesan sobre las mujeres.

 

La moda estimula que desde la niñez la mujer sea sexualizada, para convertirla en objeto de consumo y deseo, y en lo que pareciera una inocentada de dulce o truco, es una práctica que denigra las profesiones de ellas, hipersexualizando sus uniformes y a quienes los portan.

 

Ante esto, colectivas feministas instan a no seguir reproduciendo estos estereotipos, a que cada quien se empodere de su ser sin responder a las exigencias machistas, que cada quien se disfrace como le dé la gran gana, pero para satisfacción propia no de los otros.

 

Y proponen rescatar del baúl del recuerdo a grandes mujeres que han luchado desde el feminismo por la equidad de género, y dan opciones para despertar la imaginación y hacer la propia creación de una científica, escritora, maestra, ingeniera o sencillamente bruja, curandera, enfermera o doctora, sin mancillarles la profesión.

 

Seamos las brujas y que nos tengan miedo. 

 

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