En Boca de Todos
Por Guadalupe Escobedo Conde
Autogol al feminismo
Me gusta el soccer, conozco las reglas del juego y me divierte el espectáculo dentro y fuera de la cancha, del futbol americano no puedo opinar porque no le entiendo y ni me gusta, pero igual que millones de tele espectadores seguí la transmisión del Super Bowl número 54, un show muy caro y de muy pobres valores, ni promueven el deporte sino el consumo de personajes y dejaron muy mal paradas a las mujeres, con la hipersexualización de las artistas invitadas a entretener en el medio tiempo.
El cuestionamiento al final del partido no fue sobre la competencia entre los jugadores, sino la que se dio en el templete artístico montado para que Shakira y Jennifer López dieran falsa cátedra del empoderamiento femenino, de hecho en la víspera se habla de la gran proyección que tendría la comunidad latina al ser representada en un espectáculo gringo por la colombiana y la de Puerto Rico, pero todo mal.
El resultado final fue una competición de traseros, movimientos de cadera y la exagerada sexualización de las mujeres para el entretenimiento caro de diseño exclusivo para los machitos, marcando pauta errónea para las mujeres, sí eso lo venden como empoderamiento, muchas chicas seguirán imitando esos cuerpos y esas modas como proyección personal. Mal ejemplo a seguir.
El muy mentado Super Bowl que encumbra a los musculosos y fuertes, disfrazados con armaduras para engrandecerlos más, puso de pretexto la música para vender la imagen de la mujer latina, ambas mujeres han cosechado éxitos artísticos por méritos propios, las dos son ejemplo de disciplina y han logrado solidez económica, sin embargo las exigencias de la industria que obedece a un sistema de consumo patriarcal, donde priva la misóginia y el machismo.
Así con la excusa de promover el deporte, la música y la comunidad latina, en las pantallas de todos los hogares se proyectó el table dance que dio mucho de que hablar, pero ojalá nos de más para pensar, para reflexionar sobre la sociedad que somos, lo que consumimos, lo proyectamos y replicamos.
No confundamos pues, empoderamiento femenino con la hipersexualización de cuerpos de mujeres para el consumo.