¿Aguantar o tolerar?

En Boca de Todos

Por Guadalupe Escobedo Conde

 

¿Aguantar o tolerar?

 

Los mexicanos por genética, tradición o apatía nos distinguimos por ser un pueblo aguantador, casi nada nos colma la paciencia, gobernados por los mismos a lo largo de cien años, aprendemos desde el origen a ser resilentes y sí, muy aguantadores. Pero de poco nos ha servido y por eso estamos como estamos.

En el Museo Memoria y Tolerancia de la CDMX se exponen las más crudas historias de horror de genocidios, guerras y hechos históricos que no debemos olvidar, es decir, recordar para no repetir. Desde el holocausto hasta las tragedias recientes en Ruanda, Guatemala y Darfur, nos obligan a la introspección. ¿Qué hacen las naciones frente a esto? ¿Hasta cuándo los pueblos aguantaremos? La historia se repite.

Aguantar no es lo mismo que tolerar, explica el guía al frente de un recorrido que estremece, que provoca lágrimas e impotencia de sabernos vulnerables pero indiferentes. Aguantar es pues llevarnos con el hermano, contrastar con la pareja o soportar al compañero de trabajo con sus fobias o hábitos. Tolerar es otra cosa. Es de valientes.

Tolerancia es “la relación armónica de nuestras diferencias, no es aguantar, ceder o tener paciencia. Consiste en el respeto, la aceptación y el aprecio a la diversidad” reza el inscrito del MYT.  

Tolerancia “es la virtud que hace posible la paz, contribuye a sustituir la cultura de la guerra por la cultura de la paz”.

Ahora mismo en estos momentos decisivos para la vida política y pública que registra el país debemos ser mas tolerantes  que  aguantadores. La polaridad de ideologías que ha partido en dos o tres cachos a la república no debería hacer mas daño en nuestra comunidad. Ante esto debemos impulsar el valor civil para hacer que se respeten los derechos humanos, con responsabilidad y desde el activismo hacer frente a los retos sociales que demandan atención con sensibilidad y humanismo.

Además del cambio político estamos viviendo con mas énfasis que en otros tiempos el paso de migrantes por nuestras regiones y solo los estamos viendo pasar, los aguantamos y los tratamos con indiferencia. No reciben ni trato digno ni por las autoridades ni por muchas comunidades. El llamado que en redes sociales se hizo en la frontera para la marcha de odio y contra los migrantes nos debe obligar a la reflexión para conciliar y mejor solidarizarnos con su lamentable situación. La indiferencia civil y del Estado, es la principal causa de cualquier debacle social.

En Boca Cerrada

La vendimia del mercado Arguelles en la capital tamaulipeca podría cambiar de rostro, pero sin destrucción,  muchos candidatos y alcaldes han ido a darse baños de pueblo y tomarse fotos en este emblemático lugar, pero ninguno ha cumplido las promesas del mejoramiento de su infraestructura o por lo menos por protección civil remodelar el inmueble. El edificio que data de 1900 ha sido dos veces remozado a consecuencia de dos incendios, el primero en 1957 y luego en 1976, a partir de ahí el inmueble considerado monumento histórico y que alberga mas de 200 locales no ha sido bien atendido.

La propuesta de demolición de la nueva administración municipal, no fue bien recibida por los locatarios del antiguo Parián. Reconocen que requieren remodelación, pero no que se los tumben, sino es chalupa y buena.

@LupitaEscobedoConde

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